Pulido: galones y patrimonio azulgrana
- José Gil
- 25 abr 2020
- 2 Min. de lectura
Pocos futbolistas han encajado en la SD Huesca de una forma tan rápida como lo ha logrado Jorge Pulido. Desde al Sint-Truiden belga, el talaverano desembarcaba en la localidad altoaragonesa con la intención de reforzar la zaga azulgrana durante la temporada 17/18. Sin embargo, nadie pensaba que influiría tanto de principio a fin, por delante de pilares consagrados como lo fue Carlos David.
Una pieza clave en todo sistema
Consumado el descenso a Segunda División, contar con Pulido significa gozar de un sostén defensivo a la altura de muy pocos. El previo paso del club azulgrana por LaLiga Santander le ha servido para medirse ante los más grandes, conocerse todavía más y, sobre todo, potenciar su polivalencia. Tras tanto sufrimiento durante la última campaña, el canterano del Atlético de Madrid se ha visto en la obligación de actuar tanto de central como de lateral. Con dificultades o sin ellas, no ha dudado en actuar en cualquier posición dentro del terreno de juego. Sorprendente para extraños y propios, algunos rivales también le han sufrido como atacante, aunque en menor medida y dependiendo de las urgentes necesidades tal y como sucedió ante el Atlético de Madrid en El Alcoraz.
Más si cabe, el protagonismo de Pulido ha crecido cualitativa y cuantitativamente con su condición de referente dentro y fuera del verde, aunque fuese sin brazalete. En 4-2-3-1, 5-4-1, 5-3-2… multitud de formaciones con Rubi y Francisco en las que el káiser ha mostrado su capacidad en las pugnas y templanza en los momentos más duros. Su ausencia en según qué ocasiones ha sido más dura que algún gol en contra, como por ejemplo es el Huesca-Valencia (2-6), derrota que propició el descenso de forma matemática. Casualmente o no, aquella cita reflejó su necesidad dentro del sistema, que requería de su concentración y seguridad. Un perfil de futbolista capaz de compensar, ajustar y mantener segura la líneadefensiva como su posición prioritaria indica: un central de los pies a la cabeza.

Rubi, Francisco... y ahora Míchel
A priori, el Huesca goza de uno de los mejores defensores de Segunda División, de enormes condiciones para continuar al máximo nivel durante las próximas campañas. En consecuencia y por tercera temporada consecutiva, Pulido está llamado a ser una pieza vertebral, aunque esta vez dentro de los esquemas de un Míchel que le exigirá el máximo posible en cualquiera de sus facetas más destacadas. Unos galones merecidos por su labor y compromiso, pero que deberá volvérselos a ganar semana tras semana en cada entrenamiento.
Su regreso a España propició un gran salto de calidad para el club y para el propio jugador, obteniendo un crecimiento inimaginable para ambos, que han mantenido desde 2017 hasta la actualidad a pesar del efímero paso por Primera División. Con un currículum más que contrastado (Albacete, Real Madrid Castilla, Atlético de Madrid y ascenso a la división de oro con la SD Huesca), su notable rendimiento le ha convertido en patrimonio azulgrana con 71 encuentros a sus hombros. Un símbolo preciado por todos los estamentos y, por supuesto, por muchos directores deportivos durante los últimos meses.
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