El ostracismo de Muñoz y Seoane
- José Gil
- 25 abr 2020
- 2 Min. de lectura
Joaquín Muñoz y Jaime Seoane fueron dos apuestas de futuro por las que apostó la SD Huesca el verano pasado. Tal fue la confianza en los canteranos del Atlético de Madrid y Real Madrid respectivamente que el club no dudó en firmar dos contratos hasta 2023 y 2022, pero el protagonismo del que han gozado con Míchel ha sido escaso e incluso nulo durante toda la primera vuelta de liga. Por ello, sus salidas durante el mercado invernal parecen más que probables en caso de que la dirección deportiva decida acometer refuerzos que eleven el nivel de la plantilla.
El ex colchonero fue el primero en sumarse al nuevo proyecto azulgana en uno de los momentos más complicados dentro del club. Además, las opiniones llegadas desde la capital vaticinaban sobre el joven atacante unfutbolista de futuro y apto para el fútbol profesional, focalizando todavía más las miras sobre el extremo. Similar situación se vivió con Seoane, pues ambos acabaron firmando en propiedad cuando todo hacía indicar una cesión por una temporada. Jugadores con perfiles diferentes a lo que el Huesca incorporó semanas después en cada una de las demarcaciones y que les costó su paso a un segundo o tercer plano.
La llegada de Raba, Sergio Gómez o Mosquera e incluso la continuidad de Ferreiro han suspuesto una competencia demasiado alta y difícil como para salir airosos de ella, por lo menos hasta ahora. Y no parece posible una remontada con enero a la vuelta de la esquina. De esta forma, Míchel siempre ha tenido claro quiénes eran sus apuestas principales para un asentado estilo e identidad reconocibles en su equipo, pero lo más llamativo es que ni las peores actuaciones de los fijos han servido para ver lo suficiente de ambos. Además, sus pasos por dos de los filiales más competitivos del mundo muestran que su juego no desentona con el de los azulgrana, sino todo lo contrario a base de desborde y visión.
Sus motivos tendrá y, aunque parezca ventajista, cualquiera afirmaría que parte de sus decisiones están consiguiendo el deseado asentamiento en la zona noble de la clasificación sea mejorable o no. Nadie duda tampoco de que las elecciones tomadas en momentos puntuales no entraban en los planes de expertos ni aficionados -tampoco han sido del gusto de todos-, pero probablemente el factor fundamental para no cambiar de opinión haya sido su defensa a ultranza de las sensaciones arrastradas en cada una de las victorias logradas. En todos los equipos existen situaciones similares, y en el Huesca no iba a ser menos. En muchas ocasiones resulta imposible tener enchufada a la plantilla en su totalidad ni mucho menos encajar a todas las piezas en el puzzle.
Por ello, el futuro más inmediato de Muñoz y Seoane parece estar destinado a abandonar temporalmente el barco azulgrana en busca de minutos. Como apuestas que fueron en su momento, sería descabellado desprenderse de ellos de forma definitiva, razón que probablemente culmine en una cesión para el crecimiento de ambos y la recuperación de la confianza en sí mismos. Como propiedad suya, el Huesca tiene en sus manos a dos diamantes en bruto que, en caso de llegar a pulir correctamente, darán mucho que hablar a medio-largo plazo. Joaquín y Jaime deben ser parte del porvenir azulgrana.
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